Argenis González On 11 marzo, 2014

El día de ayer se cumplieron 25 años de uno de los records mundiales de atletismo más antiguos vigentes hasta la fecha, los 2,45m de salto de altura impuesto por el deportista cubano Javier Sotomayor, este hombre es considerado el mejor en la historia de la disciplina de salto de altura, ya que posee los records tanto en pista cubierta como al aire libre, solo pensar en el registro de 2,45m y que haya permanecido por un cuarto de siglo no queda más que recordarlo con admiración, nadie más ha podido superarlo, ninguna otra persona ha sobrepasado una barra elevada a esa altura, ni siquiera por un centímetro, muchos lo han intentado, pero absolutamente nadie lo ha logrado.
Hoy desperté pensando en una frase, <<una norma elevada”>>, por varios minutos antes de escuchar el despertador esa frase paseaba por mi mente y pensaba, nuestro Dios ha establecido las condiciones para nuestra salvación, cada creyente luego de aceptar a Jesús como su salvador debe caminar una vida consagrada a Él, una vida apartada de los deseos de este mundo que tanto nos alejan de esa norma. E imaginaba precisamente una barra de salto de altura elevada a cierta distancia, digamos distancia inalcanzable para nosotros, que algunos por más de 25 años habrán tratado de alcanzar sin éxito, otros quizás tendrán menos tiempo pero el resultado ha sido el mismo, no llegar a la norma.
Pero más allá de aquellos que intentan llegar a esa norma sin éxito, pensaba en aquellos que la han bajado, me imaginaba a muchos mirando esa barra y diciendo <<no puedo llegar allí, la bajaré unos cuantos centímetros>>, y quizás tampoco llegaban, así que la disminuían un poco más, pues para ellos aun estaba muy alta,  hasta llevarla a una medida en la cual no hicieran ningún esfuerzo por sobrepasarla, en ese punto se encontraban en una situación en la que podían pensar, “estoy haciéndolo bien”, “estoy alcanzando el nivel”, sin embargo se olvidaron que fueron medidas impuestas por ellos y no por Dios, negaron para sí la idea de que es Dios quien coloca la norma, Él es quien ajusta la medida. Imaginé a muchos creyendo ser aprobados por Dios y sin embargo cuán lejos estar de la vida que Él deseaba que ellos vivieran, olvidaron que aunque fue Dios quien colocó una medida inalcanzable por nuestras propias fuerzas, podríamos alzarnos sobre ella cada día con toda facilidad si permitiéramos que fuese Él quien nos diera la habilidad para lograrlo. Muchos pensarán en el día final que vivieron una vida digna de ser tomados en cuenta para entrar en el reino de Dios, mas el Señor les dirá, “Apartaos de mí, no os conozco”.
Cuan vital es para el cristiano de hoy en día examinar su vida, cuan importante es escudriñar la palabra de Dios y cada día decir: " Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva.

No rebajes sus normas, no coloques a Dios a tu nivel, y por sobre todas las cosas no limites el poder que tiene Dios para ayudarte a vivir una vida santa, una vida limpia, una vida recta. Solo con su ayuda llegaremos a esa norma elevada la cual todo ser humano debe alcanzar, porque no lo olvides, “Sin la santidad nadie verá al Señor” Dios te bendiga.

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